Emprendedor tecnológico de cepa, Bismarck no sólo cree que el talento latino es de exportación, sino que está a la altura de cualquier comunidad en el mundo. El fundador y CEO de Wizeline dejó un cómodo y lucrativo empleo en Google, vendió Ooyala, su primera empresa, en millones de dólares y con una pata en California y otra en Guadalajara se ha convertido en un impulsor de los desarrollos tecnológicos con el tag: ‘’Hecho en México’.