No sería posible entender la historia del marketing sensorial sin tener en cuenta el sentido del olfato, considerado como el sentido más antiguo del ser humano y el que más poder de recuerdo tiene, pero sorprendentemente no empezó a utilizarse de una forma consciente como estrategia de marketing hasta los años 70 en los parques de atracciones de Walt Disney.
El sentido del olfato tiene una característica que les diferencia de los otros sentidos, alcanza directamente el sistema límbico, que es donde guardamos la memoria, los instintos básicos y las emociones, por eso el olfato es un gran y potente generador de emociones gracias al cual muchas veces vinculamos nuestras decisiones a la hora de comprar o consumir.
Es imprescindible tenerlo en cuenta en nuestras estrategias de Marketing.