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Daizan Soriano

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09. No hay que correr detrás de los fenómenos
13-12-2024
09. No hay que correr detrás de los fenómenos
Versos ((De la obra Xìn Xīn Míng Canto al Corazón de la Confianza, del tercer ancestro chan Jianzhi Sengcan. Traducción y comentarios de Dokushô Villalba. Ediciones i, 2008.)) 莫 逐 有 縁 勿 住 空 忍 No hay que correr detrás de los fenómenos ni apegarse a la vacuidad. En nuestra vida cotidiana, estamos inmersos en un flujo constante de estímulos, eventos, emociones y pensamientos, lo que en budismo se llama “fenómenos” o “dharmas”. Estos fenómenos son cambiantes, transitorios y carecen de esencia fija. Sin embargo, la mente condicionada tiende a aferrarse a ellos, a verlos como algo concreto y estable. Este apego a los fenómenos provoca sufrimiento porque olvidamos su naturaleza impermanente. Corremos detrás de ellos en un esfuerzo inútil por encontrar seguridad o felicidad en lo que, por su misma naturaleza, no puede ofrecernos estabilidad. En el Sutra de la Gran Sabiduría ((Maha Prajña Paramita Hridaya Sutra, en sánscrito. Maka Hannya Haramita Shingyo, en japonés.)) recitamos cada día: Shariputra, los fenómenos no son diferentes de shûnyata ((Śūnyatā (AITS, /shuniáta/ o /shuniátaa/; Devanagari: शून्यता; Pali: suññatā),1​ a menudo traducido como "vacuidad", "vaciedad" o "vació" es un concepto budista que tiene múltiples significados dependiendo de su contexto doctrinal.2​3​ Puede referirse a una comprensión ontológica de la realidad, un estado meditativo o un análisis fenomenológico de la experiencia. Fuente.)). Shûnyata no es diferente de los fenómenos. Los fenómenos son shûnyata. Shûnyata es fenómenos. Fenómeno y vacuidad forman parte de nuestra existencia y, sin embargo, nuestros condicionamientos no nos permiten percibir el vacío, generalmente solo somos capaces de percibir objetos independientes a los que dotamos de entidad propia. Pero, no existe una separación real entre lo que consideramos “algo” y el “vacío”. Lo que percibimos como fenómeno, lo que parece sólido y real, es en esencia vacío, carente de un yo independiente. El maestro zen Dogen expresó esta verdad en su célebre frase "shin jin datsu raku", “abandona, cuerpo y mente” ((Un día en que Dogen estaba sentado en Zazen, su vecino se durmió. El maestro Nyojo golpeo con fuerza al discípulo y con voz fuerte gritó: “¡Zazen es abandonar cuerpo y mente!: ¿Por qué duermes?”. Al oír estas palabras, Dogen experimento el gran despertar. Después Dogen fue a ver a Nyojo y le dijo: “— He abandonado cuerpo y mente – shin jin datsu raku”.Nyojo le contestó:“-¡Abandona ahora la noción de haber abandonado cuerpo y mente!”Dogen se postró entonces respetuosamente ante Nyojo y este añadió:“Cuerpo y mente han sido abandonados – datsu raku shin jin”)). La vacuidad y los fenómenos no están separados, son dos caras de la misma moneda. No se trata de rechazar lo que vemos, sentimos o experimentamos, sino de verlo tal como es: vacío de sustancia fija, pero al mismo tiempo pleno en su manifestación. No es suficiente con liberarse del apego a los fenómenos, sino que también es necesario evitar el apego a la vacuidad. Vacuidad, no es la “nada” en sentido nihilista. Es el reconocimiento de que todas las cosas carecen de una esencia fija y que dependen de causas y condiciones. Pero cuando uno se apega a la vacuidad, se corre el riesgo de caer en la trampa de la indiferencia, en el error de rechazar la realidad fenoménica como algo insignificante o ilusorio. Tenemos que situarnos más allá de los opuestos, la bóveda celeste contiene las nubes y el espacio vacío entre ellas, tenemos que trascender cualquier dicotomía y aprender a percibir la realidad desde Mushotoku, ((Mushotoku es una expresión zen (無所得) que podría traducirse literalmente como ‘no provecho’, ‘no obtención’, o ‘nada que obtener’, lo que viene a significar ‘hacer algo sin esperar ningún beneficio personal’. Recomiendo leer este artículo de mi maestro Dokushô Villalba Roshi sobre Mushotoku.)) nada que obtener, nada que aferrar. Cuando dejamos de buscar algo a lo que aferrarnos,