[5] La fórmula del éxito

Protagonistas del Cambio

10-07-2022 • 23 minutos

Me gustaría que dedicases unos segundos a pensar qué es lo que te impide mostrar la mejor versión ti. Piensa en las excusas que has puesto para no salir de tu supuesta  zona de confort. Y sí, digo supuesta, porque en muchos casos la tranquilidad, el conformismo son la antesala del “esqueismo”. Es que no puedo. Es que es muy difícil. Es que no tengo miedo. El “esqueismo” es la justificación de los mediocres. Comenzarás a crecer, cuando tu propósito sea más fuerte que tus excusas. Dicen que no hay mayor desdicha para una persona que apuntar bajo y que le vaya bien. La mediocridad apaga la mente, llena tu vida de miedos y de inseguridad. Ten claro amigo, amiga, protagonista del cambio que la única forma de salir de la mediocridad es seguir buscando la excelencia. Después de más de 20 años de trayectoria profesional he tenido la oportunidad de tratar con muchas personas. Y puedo asegurarte que hay dos perfiles bien diferenciados los cuales puedes identificar fácilmente. Por un lado vas a encontrar personas que se quejan continuamente de todos y de todo. Por otro lado encontrarás a los que crecen sin importarle las dificultades ni las personas que las generan. Los que se quejan, se victimizan y justifican su situación continuamente estableciéndose en la mediocridad. Y créeme cuando te digo que la mediocridad es el peor enemigo de la prosperidad. Ya lo dijo Jules Romains: La gente inteligente habla de ideas, la gente común habla de cosas, la gente mediocre habla de gente. Dicen que somos la media de las 5 personas con las que pasamos más tiempo. Una de las grandes claves que nos va a permitir mantenernos a salvo de este virus llamado mediocridad es el elegir bien a quiénes van a ser nuestros compañeros de viaje en nuestro día a día. Y sí, he dicho virus. La mediocridad actúa como tal. No la ves, pero se muestra a través de síntomas que la evidencian. Se contagia con facilidad en entornos donde prima la comodidad y no se promueve el talento. Ten en cuenta que la mediocridad es excelente en los ojos de los mediocres tal como dijo Joseph Joubert (moralista y ensayista francés). Aléjate de la gente que trata de empequeñecer tus ambiciones. La gente pequeña siempre hace eso, pero la gente realmente grande, te hace sentir que tú también puedes ser grande. Acostúmbrate a vivir en la exigencia continua. La incomodidad de la superación continua. Aprende a disfrutar en este ecosistema. Siéntete cómodo o cómoda, trabajando la incomodidad. Como te he dicho anteriormente, la mediocridad es como un virus, y al igual que cualquier virus no entiende de sexo, religión ni perfiles profesionales. Otras de las formas en las que la mediocridad se hace visible ante nosotros consiste en la situación en la que cargos de responsabilidad no tienen la capacidad de identificar el talento de los miembros de su equipo. Precisamente, la mediocridad también consiste en estar delante de la grandeza y no, no darse cuenta. Todos hemos sido los primeros alguna vez. Como mínimo, nueve meses antes de nacer ;). A veces, la elevada toxicidad de nuestro entorno social nos impide ver nuestro potencial. Yo estoy convencido de que todos nacemos con el convencimiento de que no hemos venido a este mundo a ser uno más haciendo lo que hacen los demás. Debes creer en la grandeza que atesoras, debes creer que al otro lado de tus miedos, está lo que deseas. Si crees, creas. Permíteme que hablemos de éxito y la necesidad de cambio para alcanzarlo. Vivimos en la era de la información y la comunicación. Tenemos acceso a un universo de conocimiento increíble, como jamás ha existido. Identifica tus referentes y síguelos. Sigue a los referentes de tus referentes y analiza lo que hacen, cómo lo hacen y de qué fuentes se nutren.  Hace unos años tuve la oportunidad de asistir a una conferencia impartida por el doctor Ichack Adizes. En ella, este reconocido profesor y consultor de negocios internacional compartió ante todos los asistentes lo que, a su entender, es fórmula del éxito para los procesos de transformación en las organizaciones. Dicen que la marca personal de una persona es “lo que dicen de ella cuando no está presente”. Te soy sincero, yo nunca había escuchado hablar del doctor Adizes, pero me sorprendía ver la expectación que generaba en la sala cada vez que se escuchaba su nombre, sin estar presente. El doctor llegaba tarde a la conferencia a causa de un retraso en su vuelo, entre tanto, se sucedían las intervenciones de los ponentes que también participaban en esta jornada empresarial. Pero era evidente en la sala, que la estrella invitada era el doctor Adizes. Cuando el Ichack Adizes entró en la sala se podía percibir claramente el gran respeto y admiración que los asistentes y organizadores mostraban. Se hizo el silencio en el salón de actos a la espera de escuchar las primeras palabras del doctor. Cerca de una hora estuvo Ichack Adizes compartiendo su visión sobre el cambio y la transformación de la empresa de hoy. Una hora que a mi se me pasó volando y en la que, de una forma amena y cercana e incluso divertida, el profesor Adizes trasmitió un aprendizaje que aplico cada día en cada proyecto que llevamos a cabo y que hoy, voy a compartir contigo. La vida, es cambio. Lo que no cambia desaparece, si no cambias es que estás muerto.  Cuando un niño o una niña juega, salta, se resbala y rompe cosas se suele decir “este niño o niña está muy vivo”. Pues lo mismo sucede en las organizaciones. Una organización viva, es una organización que cambia de forma continua. Esto, también es aplicable a las personas. Si una persona realiza una labor repetitiva durante años sin el incentivo de mejorar o cambiar para mejor, esa persona se deprime y cae en la infelicidad. Tal vez así se pueda entender que muchos profesionales causen baja por depresión cuando en su entorno laboral no encuentran una motivación que les permita sentirse realizados en su trabajo. Estamos de acuerdo entonces que la vida es cambio. También deberíamos estarlo al afirmar que un cambio siempre supone conflictos porque cambiar significa destruir lo que se hacía de una manera, para hacerlo de otra. Esto genera conflictos en las organizaciones, con los compañeros, con la dirección de la empresa, también en el ámbito personal los cambios suelen traer conflictos familiares por lo que debemos concluir también que el cambio genera problemas. por lo tanto, la vida es cambio, la empresa es cambio y los problemas y los conflictos nos van a acompañar toda la vida.  Hay que asumirlo.  Y es ahí donde está clave. Los problemas o conflictos generados por el cambio no tienen porque ser perjudiciales para las organizaciones siempre que persigan un propósito común. El cambio y el problema que conlleva sólo podrá ser llevado a cabo si se tiene la capacidad de trasladar a todos los interesados la importancia del mismo e interiorizar la necesidad de llevar a cabo este cambio. Es ahí donde entra en juego dos palabras que me personalmente me encantan: respeto y confianza. Comencemos por el respeto. ¿Qué es el respeto? El respeto no es más que reconocer el derecho de que la otra persona piense de forma diferente a nosotros.  En un proceso de transformación donde vamos a destruir procesos para generar nuevas formas de proceder y hacer, habrá quien no lo entienda, lo comparta e incluso se niegue a hacerlo. Por ese motivo, la base del éxito de la transformación se encuentra en el respeto mutuo que debe haber en todas las lineas de la organización. Desde arriba hacia debajo. Es una acción recíproca. Si no es así, simplemente no va a funcionar y el conflicto generado por el cambio pasará de ser una oportunidad de crecimiento, a ser un elemento de destrucción. El otro gran elemento clave del proceso de transformación lo encontramos en confianza. Y reitero, confianza mutua en quien decide y quien hace. Si se falla, se motiva. Si se vuelve a fallar, se vuelve a motivar. Confianza absoluta por ambas partes. Esa es la clave. Repito: la clave para que un proceso de transformación de una organización sea un éxito se basa en la confianza y respeto mutuo de todos los miembros que la integran. Por lo tanto, tenemos ya una parte de la fórmula en que decimos que: el éxito de la transformación es igual a la capacidad de destruir lo interno; es decir, cambiar lo antiguo para mejorar con lo nuevo, aunque eso suponga conflictos que vamos a superar a través del respeto mutuo y la confianza mutua. Nos queda otra parte de la ecuación. Hablemos de ella. Para tener éxito, de igual forma que vamos a destruir lo interno, debemos integrar lo externo. Cuando hablamos de integrar lo externo hacemos referencia  a la capacidad de identificar oportunidades y capacitarnos para aprender a integrar dichas oportunidades.  Para ello debemos tener un gran sentido de la observación. La observación es uno de los procesos creativos más importantes. La observación te aporta información y capacidad crítica para poder identificar oportunidades de crecimiento. La fórmula del éxito, según el profesor Adizes Te resumo: La vida es cambio, las empresas y personas que no cambian están muertas o condenadas a la desaparición. El cambio generan conflictos que pueden ser constructivos si ayudan a crecer o destructivos. Para que esos conflictos sean constructivos es necesario confianza mutua y respeto mutuo en la organización. Esa destrucción de lo antiguo o cambio en la organización debe equilibrarse con la adopción de lo nuevo. Es decir, integrar lo externo a través de la identificación de oportunidades y la capacitación para poder aprovecharlas.