De la gestación subrogada me molesta, en un principio, esa sensación de que hoy en día todo lo que se desea es susceptible de ser convertido en un derecho. Ser padres no lo es y, sin embargo, sí debería serlo el que las circunstancias económicas no obliguen a nadie a convertirse en madre de alquiler. Pero, por otra parte, está el hecho de que habíamos quedado en que es la mujer quién decide sobre su propio cuerpo e impedir en cierta forma que se embaracen, aunque lo hagan con fines lucrativos, les impone una nueva tutela. Otra más.