La ficción distópica de novelas clásicas ya como 1984 o Un Mundo Feliz imaginaron hace un siglo un futuro opresivo. La serie Black Mirror actualizó estos escenarios en los que la tecnología se usa para controlar a la población.
Que la distopía nos sirva para dejar de alimentar el futuro que no queremos de capitalismo de vigilancia asfixiante y que la utopía nos inspire a construir y caminar hacia nuestro porvenir soñado, de soberanía digital y respeto a la vida y la privacidad, en el que nuestros datos, son nuestros, pero la naturaleza no.