Fernando Álvarez mantiene varias conversaciones con su gemelo digital, después de la clonación de su voz, sus datos biométricos, su entera memoria y biología. Éste le cuenta que le han detectado una obstrucción arterial que hubiera acabado con su vida en tres o cuatro años. Y le revela futuros posibles. Pero, de pronto, un accidente de su hijo le obliga a abandonar Cross Roads y volver a casa. ¿No son nuestros hijos también en nuestro cerebro virtuales?