El último club belga que ha levantado un título europeo no es ni el Anderlecht, ni el Brujas ni el Standard de Lieja. Es el Malinas, un modesto conjunto que vivió a finales de los ochenta una época gloriosa. En sus filas destacaba el israelí Ohana, pero también un Erwin Koeman que vivió un año muy especial derrotando a sus compatriotas del Ajax en la final de la Recopa y conquistando la Eurocopa con su selección a las pocas semanas.