En los campos de Cullen, al norte de la Isla Grande de Tierra del Fuego, una empresa petrolera trepanó donde no debía. Uno a uno, sus trabajadores fueron desapareciendo como devorados por la tierra.
Sin aliento, un peón llegó a la Misión Salesiana, interrumpiendo la misa de nuestro santo padre, diciendo que de las grietas y quebradas de un campo salían numerosos tentáculos enloquecidos.
Como el pecador va para el pecado, empuñando sus armas va el cura Zink a enfrentarse con arcanos monstruos indescriptibles.
–¡Vengo a arrojarte otra vez a tu Infierno, Satanás! ¡Chau, Cthulhu berreta!
Aunque Dios cree mil mundos imaginarios donde esconder estas pesadillas cósmicas, siempre encuentran alguna abertura por donde llegar a nosotros para mostrarnos las más fieras crueldades.