Zink City Demonologia - XI El demonio de la carne

Zink City Demonología

28-01-2022 • 14 minutos

Como el mercurio que se atrae a sí mismo, de igual modo los espíritus de los animales desangrados recorrieron las paredes y los pisos manchados y se fundieron para dar vida al Demonio de la carne. Este ser de las tinieblas más densas habita en las ruinas del antiguo matadero de CAP, donde miles de corderos gritan todos los veranos. Erguido sobre sus patas de toro, con un rostro mezclado entre carnero viejo y simio de colmillos afilados, este engendro tiene sobre su cabeza una enredadera de ojos y cuernos que en cada anochecer lo conecta con el miedo de los animales que están por ser sacrificados. Huele la piel sudada de los que hunden el cuchillo y los persigue para amputarles los miembros y sacarles vivos los mondongos. Ahora tiemblan las manos de los carniceros que antes no temblaban. Sostienen inseguros los cuchillos y fuman nerviosos acomodándose las boinas. Las moscas los visitan de a centenas y vuelan rabiosas a su alrededor y a través del humo. —Los hombres tienen miedo y no quieren venir a trabajar. ¡Con rezar no hacemos nada! —dijo una de las viejas mientras trenzaba unos chinchulines. —Necesitamos que venga el cura gaucho bien armado, que le abra un buraco en el pecho para poder mojar los dedos y salpicar al viento y al Río Grande la sangre del demonio —dijo una mulata ciega que entre la grasa y los despojos acariciaba una molleja. —Va a venir. A nuestro Dios le gustan los asados —dijo el espíritu de un niño decapitado.