Tenía 17 años, pero las fuentes de la época la describen como una joven valiente, fuerte y con un gran sentido común. Experimentó visiones celestiales que le pedían que ayudase al rey de Francia en su lucha contra los ingleses durante la Guerra de los Cien Años y así lo hizo. Sin embargo, los mismos intereses políticos que la encumbraron como una heroína, también la condenando a la muerte más cruel: quemada en la hoguera.