La guerra empezó según lo previsto por Pericles; Esparta invadió el Ática y los atenienses se resguardaron tras las murallas, pero no pudieron preveer la peste que asoló la ciudad. Pericles fue el líder indiscutible ante una Atenas que zozobraba. Tras su muerte, Mitilene se rebelaría, marcando un punto de inflexión en el desarrollo de la guerra, en que el mundo griego entraría en un periodo de stasis.
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