Una ola de asesinatos sacude Gasteiz en 1998. En un año aparecen asesinados cuatro vecinos, Esther Areitio, Acacio Pereira, Agustín Ruiz y Begoña Rubio. Todos tendrían decenas de puñaladas, unas escenas limpias, impolutas, que van dejando los crímenes sin resolver. Excepto Begoña Rubio, su escena del crimen sería caótica, desordenada y dejaría la clave para dar con el culpable. Al menos, de la mitad de los casos.