A inicios de los 70, la aviación se masifica y los secuestros de avión se han convertido en pandemia. En ese panorama, un ladrón toma control de un vuelo, consigue un botín de 200 mil dólares y desaparece en el aire. Nunca nadie lo encontró. Es el único secuestro aéreo sin resolver en la historia de Estados Unidos y lo único que se supo del sospechoso es un nombre: DB Cooper.