En la frontera entre Croacia y Serbia se vivieron algunos de los episodios más terribles de la guerra de los Balcanes. Pocos días antes de empezar el conflicto, Nenad estaba en Belgrado haciendo la mili, y semanas después el país para el que había hecho el servicio militar ya no era el suyo. Bjelica pasó un año entero en su ciudad, Osijek, yendo del refugio antiaéreo al campo de fútbol para entrenar. Hasta que en el verano del 92, el Albacete se cruzó en su camino y pudo centrarse únicamente en el fútbol.