A veces, nuestros planes tienen que fracasar para que triunfen los planes de Dios. Es en medio de esos fracasos cuando podemos llegar a sentir que nos tocó bailar con la más fea, como le ocurrió a Jacob al verse casado con Lea en lugar de Raquel. Sin embargo, el “bailar con Lea” suele llevarnos a buscar a Dios con una intensidad que de otro modo no habríamos tenido. La forma en que manejemos las frustraciones determinará si nuestra vida se convierte en una tragedia o en una comedia. Así que, aprendamos a alegrarnos cuando nos toque bailar con Raquel, ¡y cuando nos toque bailar con Lea!