17-12-2024
¿Por qué cuesta tanto emprender?
Dicen que emprender es muy frustrante. Uno empieza con una idea y una tonelada de entusiasmo. Pero muy pronto, la realidad tambalea el equilibrio: clientes que no llegan, inversores que hacen demasiadas preguntas, y un mercado que parece cambiar de dirección con cada paso. Además de hablar de producto, trabajo fundador en Clevergy, y si algo he aprendido en este viaje es que las cosas nunca salen como las planeas, pero siempre hay algo que aprender en el camino. La semana pasada el colegio de Ingenieros de ICAI publicó una entrevista que me hizo Isabel Reija en la que comparto algunos de los aprendizajes que he ido adquiriendo durante este proceso. Os dejo el resumen de los 5 retos más grandes que hemos tenido que superar en Clevergy hasta el momento.El cambio de modelo de negocio: aprender a pivotarCuando empezamos Clevergy, teníamos una idea muy clara. Queríamos ser una neo-utility, algo así como Octopus Energy en el Reino Unido o Ostrom en Alemania. La idea era sencilla: vender energía a precio de coste y ayudar al cliente a ahorrar con tecnología inteligente. Sonaba genial sobre el papel, pero la realidad fue otra. La guerra en Ucrania disparó los precios de la energía y el mercado cambió drásticamente. Nuestra propuesta de valor simplemente no encajaba.Entonces, decidimos pivotar hacia un modelo de software B2B. Pasamos de querer ser comercializadoras de energía a ser proveedores de tecnología para otras comercializadoras. Fue una decisión que no tomamos a la ligera, especialmente porque teníamos inversores que habían apostado por nuestra idea inicial. Pero sabíamos que adaptarnos era la única manera de sobrevivir. Hoy, ayudamos a las comercializadoras a optimizar la gestión de energía de sus activos y a prepararse para la transición energética que estamos viviendo en estos momentos. No fue un camino fácil, pero fue el correcto.La necesidad de adaptabilidad: sobrevivir en un entorno cambianteEl emprendimiento es, en esencia, un ejercicio de adaptación constante. La guerra en Ucrania, la volatilidad de los precios de la energía, y los cambios regulatorios nos obligaron a reevaluar nuestra propuesta de valor una y otra vez. Cada una de estas circunstancias nos empujó a tomar decisiones difíciles pero necesarias para mantenernos en el juego. Adaptarse no es opcional; es una habilidad que hay que desarrollar si quieres sobrevivir en un mercado cambiante y, sobre todo, impredecible.En Clevergy repetimos mucho esta frase:El producto hoy es mejor que ayer, pero peor que mañana.Esa mentalidad de mejora continua nos ha ayudado a no solo sobrevivir, sino también a prosperar en un sector tan competitivo como el energético. Aprendimos que lo que funcionó ayer puede no ser relevante hoy, y que cada paso debe ir acompañado de una revisión constante de nuestra estrategia.Uno de los momentos más reveladores fue darnos cuenta de que, para competir, no bastaba con mantenernos a flote; necesitábamos ir un paso adelante. Las startups que no se reinventan rápidamente se quedan atrás, y en un entorno como el nuestro, quedarse quieto equivale a retroceder. Esto nos llevó a ajustar nuestro enfoque de negocio varias veces y a invertir continuamente en herramientas que nos permitan anticiparnos a los cambios del mercado. La adaptabilidad, en definitiva, es el motor que impulsa nuestra evolución.El desafío de las ventas en las primeras etapas: más allá del productoCuando empezamos, nos enfocamos mucho en construir un producto increíble. Éramos un equipo técnico y nos gustaba pensar que si hacíamos algo lo suficientemente bueno, los clientes vendrían solos. Craso error. Aprendimos, a base de golpes, que un buen producto no es suficiente. Las ventas no se dan por osmosis; hay que salir a buscarlas y demostrar el valor de lo que haces con esfuerzo constante.Al inicio, no teníamos una estrategia comercial clara. Confiábamos en que las características técnicas y la innovación del producto hablarían por sí solas. Sin embargo, el mercado no funciona así. Los clientes necesitan más que una solución; necesitan confianza y relaciones.Hoy, eso ha cambiado. Hemos entendido que las ventas son tan importantes como el producto, si no más. Diseñar una estrategia comercial efectiva fue un punto de inflexión en nuestra empresa. Aprendimos que conectar con los clientes, escuchar sus necesidades y ajustar el discurso para ofrecerles soluciones personalizadas es vital.Y si algo le diría a cualquier emprendedor técnico es esto: invierte en ventas desde el principio. No puedes dejar que el mercado adivine que existes. Trabaja en crear una narrativa potente y asegurarte de que tu producto llegue a las personas adecuadas, de la manera adecuada.La cultura empresarial como ventaja competitiva: el alma de ClevergyAlgo de lo que estoy particularmente orgulloso es de la cultura que hemos creado en Clevergy. Aquí se trabaja bien. No se trata de echar horas interminables ni de ser los más rápidos, sino de hacer las cosas bien y de manera sostenible. Nos aseguramos de que cada miembro del equipo se sienta valorado y tenga la libertad de expresar sus ideas. Fomentamos un entorno donde las contribuciones individuales se alinean con los objetivos colectivos, permitiendo que cada persona se desarrolle profesional y personalmente.Esta cultura no surgió por accidente. Desde el principio, nos propusimos crear un espacio donde la calidad del trabajo primara sobre la cantidad, y donde las personas se sintieran lo suficientemente seguras como para cometer errores y aprender de ellos. Sabemos que un equipo motivado y cohesionado es el corazón de cualquier proyecto exitoso, y por eso hemos trabajado para eliminar las jerarquías innecesarias y promover un diálogo abierto.En Clevergy también entendemos que el equilibrio entre la vida personal y profesional no es un lujo, sino una necesidad. Queremos que nuestro equipo disfrute trabajando aquí, pero también que tengan tiempo para sus familias, amigos y pasiones fuera del trabajo. Esa es la filosofía que nos ha permitido atraer y retener talento excepcional, creando un lugar donde todos pueden prosperar.En Clevergy, la cultura de trabajo sano es nuestra fortaleza. Nos gusta hacer las cosas bien hechas, sin medallas ni postureo. Y eso crea un ambiente donde todos podemos dar lo mejor de nosotros mismos.La importancia del equipo: personas antes que ideasCuando Beltrán, mi cofundador, me escribió por LinkedIn, no nos conocíamos de nada. No habíamos jugado al fútbol juntos ni llevábamos años soñando con cambiar el mundo de la energía juntos. Juan, nuestro tercer mosquetero, tampoco tenía ninguna relación con nosotros. Quizá esta ha sido la clave de cómo se ha montado Clevergy. Sobre un lienzo completamente blanco hemos ido esbozando qué tipo de empresa con qué equipo queríamos montar. A partir de ahí, cada miembro del equipo ha tenido que encajar en ese puzzle. No solo con sus aptitudes técnicas, sino también a nivel cultural.Hemos aprendido que las habilidades técnicas son esenciales, pero el encaje cultural marca la diferencia. Queremos gente que no solo comparta nuestra visión, sino que también se comprometa a construir un entorno donde la transparencia y la colaboración sean el centro. Incorporar a alguien nuevo no es solo sumar una ficha al equipo, sino también equilibrar el dinamismo y las perspectivas que ya existen.Lo que aprendí de esa experiencia es que lo más importante al emprender no es la idea, sino las personas. Una buena idea puede cambiar cien veces, pero sin un equipo que reme contigo en las buenas y en las malas, no llegarás a ningún lado. En Clevergy, valoramos la honestidad y la transparencia. Si alguien del equipo cree que estoy equivocado, lo dice sin miedo, y eso nos hace mejores cada día. Esa apertura al diálogo y el desafío constante nos ha permitido avanzar más rápido y evitar errores costosos.Emprender es complicado. Es un camino lleno de retos, errores y momentos de incertidumbre. Pero también es una experiencia única que te enseña más de lo que podrías imaginar. Si algo me ha quedado claro es que no hay fórmulas mágicas, pero hay principios que marcan la diferencia: rodearte de las personas adecuadas, adaptarte rápidamente, y nunca dejar de aprender.Al final, emprender es como cuidar un jardín. Al principio, comienzas con un secarral con tierra y malezas , pero con cada semilla plantada y cada gota de agua, ves cómo la vida empieza a brotar. No es un proceso rápido ni sencillo; requiere paciencia, dedicación y ajustes constantes. Pero poco a poco, ese jardín que empezó siendo un simple terreno baldío se convierte en un espacio lleno de color y posibilidades, donde cada planta refleja los esfuerzos y aprendizajes que has acumulado en el camino.→ ¿Te gusta el contenido? Suscríbete a mi canal de YouTube y apoya al podcast.→ ¿Quieres venir a hablar al podcast? Contesta a este email. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit www.alvaroperezbello.com