Una nueva y aterradora enfermedad estaba arrasando el mundo. Saltando de continente en continente a través de las rutas comerciales se propagaba rápidamente hasta mayores los mayores núcleos de población, las ciudades, dejando a su paso millones de muertos. Se trataba de una pandemia que diezmaría a una civilización, la romana, que hasta entonces había tenido a la naturaleza de su parte.