Como supuesto sanador milagroso y ermitaño temeroso de Dios, el pobre campesino de Siberia ganó poder e influencia en la corte del zar ruso.
Con astucia campesina y erotismo animal, el monje errante Rasputín se levantó para convertirse en el poderoso "hombre de Dios" del zar Nicolás II.
Como resultado, creó muchos enemigos y fue víctima de una conspiración en diciembre de 1916.