Decía Aristóteles aquello de que virtud está en el término medio entre dos extremos. Aun a riesgo de parecer sobrados, nosotros apostamos más por la vertiente folclórica, más que la aristotélica, de la vida: no es sorpresa para nadie que en Arsénico Caviar nos gusta el exceso y estamos en contra del autocontrol. Nos gustan las casas de vieja loca, los personajes 'larger than life', las borracheras y también las resacas. Todo lo controlado nos constriñe. Y si vivimos constreñidos, para qué vivimos.