Partimos de la voz de Enrique Morente en sintonía con las guitarras de los Habichuela, dos de las banderas más coloridas de una pequeña urbe con eco oriental y andaluz, moro, cristiano y judío, de cueva y de nieve, de calor y de bruma. El agua que corre junto al Paseo de los Tristes suena nostálgica a granaína y fandango, también a zambra y poesía lorquiana. En las voces de ayer y de hoy, la escuchamos.