28-08-2023
Libres en Cristo (Romanos 6:6-14)
Imagínese un hombre que nació en esclavitud. Es criado como esclavo, entrenado como esclavo. Todo lo que conoce en la vida es la esclavitud. Ahora, imagine que un día, este esclavo se vende en una subasta de esclavos. Es comprado por un hombre amable que inmediatamente entrega al esclavo los documentos que lo declaran libre. Imagínese a ese esclavo regocijándose por su libertad. Corre entre la multitud agitando esos papeles en el aire y grita: “¡Libre por fin! ¡Libre por fin! ¡Gracias a Dios, por fin soy libre!”. Sin embargo, cuando todo mundo sigue con sus propias actividades, el que había sido esclavo se tranquiliza, y mira que el hombre que lo vendió, comienza a recoger sus cosas para irse a casa. De pronto, el hombre que fue vendido, y que ahora es libre, va inmediatamente tras el antiguo amo, se pone de tras de él, y le dice, “¿Puedo ir con usted?” El esclavista le dice, “No. Ya eres un hombre libre, ya no tienes que trabajar para mí”. El que había sido esclavo le responde, “Sé que este documento dice que soy libre; pero no sé hacer otra cosa que ser un esclavo. Lo único que sé, es trabajar y vivir como un esclavo. Te seguiré, y continuaré viviendo bajo tu potestad como tu esclavo”. El antiguo dueño aceptó con gusto, y nosotros sabemos que ese esclavo liberado, ha hecho una gran tontería.
Sí, hermanos, yo sé que cuando escuchamos una historia como esa, inmediatamente pensamos, “Eso no puede ser posible que suceda. Que un hombre sea librado de su esclavitud, para luego regresar a ella, no es posible”. Sin embargo, les puedo decir con toda certeza, que exactamente eso ocurre muy seguido. Miren, el Señor Jesucristo prometió liberar de la esclavitud del pecado a todos lo que sigan (cf. Juan 8:32, 36); pero, aunque hay muchos que han recibido esa libertad, y a pesar del gran costo que tuvo esa libertad, aun así siguen en la esclavitud de sus pecados. Como el esclavo de esa historia, ellos tienen en sus manos los documentos de su libertad; pero en sus vidas siguen viviendo como esclavos.
Para aquellos que todavía se sienten atrapados en sus pecados, este pasaje ofrece ayuda. Cada cristiano debe entender que ha sido librado del poder del pecado. Necesitan comprender esa verdad. Noten que las dos primeras palabras con las que inicia el versículo 6, “sabiendo esto”. Estas palabras describen, no solamente, un conocimiento intelectual, sino el conocimiento propio de la experiencia personal. Por tanto, hay verdades aquí que debemos conocer, entender y aceptar a cabalidad, para poder gozar de la libertad que Cristo nos ha dado con su preciosa sangre.
Quienes no han aprendido, ni entendido, ni aceptado estas verdades, no podrán evitar vivir como cristianos derrotados y miserables. Pero, ¡eso no tiene por qué ser así! Usted ha sido liberado por el Señor Jesucristo. Ha sido eternamente liberado del poder del pecado, y estos versículos nos dicen cómo vivir esa libertad. Así que, veamos lo que nos dice Pablo acerca de quienes son libres en Cristo.