Cuando tus hijos son pequeños la sola idea de separarte algún día de ellos te produce una pena insoportable. Por eso hay que agradecer enormemente la adolescencia. Gracias a ella contrarrestamos esta emoción de pena y la idea de que algún día te podrías separar de tus hijos te parece hasta interesante, casi urgente. Su adolescencia te obliga a desarrollar superpoderes para entenderles, intentar comunicarte con ellos y darles la pelea que buscan.
Asume que no les vas a convencer de nada, que van pensar lo contrario que tú y que te van a mentir. No te preocupes, la venganza se sirve con fuertes achuchones, el peor enemigo de los adolescentes.