A la XI legislatura, que tenía que ser la primera después del bipartidismo, estreno de la nueva política, algunos le pusieron delante un espejo: el de la Transición. Confiaban en que del nuevo tiempo saldrían nuevos acuerdos en España. Había en el Parlamento una mayoría partidaria de reformar la Constitución, pero la legislatura acabó por retratar la incapacidad política para llegar a acuerdos e incluso permitió ver nuevas enemistades. Tras darse en campaña, PSOE y Ciudadanos firmaron el pacto del abrazo y quienes más coincidentes eran sociológicamente fueron quienes más se enfrentaron. Ya fueran PP y Ciudadanos, ya fueran Podemos y PSOE.