La cadena de reciclado de envases de vidrio es un círculo perfecto en el que entran en juego diferentes procesos y que se activa en cuanto un envase de vidrio es depositado en el contenedor verde. Un ejemplo magnífico de sostenibilidad y economía circular.
1. Ciudadan@s y hosteler@s: las botellas, botellines, tarros y frascos usados
se depositan en los contenedores verdes. ¡Abiertos las 24 h para activar
la cadena!
2. Recogida selectiva: ¡Aquí empieza su viaje! Los contenedores verdes son
mono-material, es decir, se recogen en camiones que solo transportan
residuos de envases de vidrio para garantizar un reciclaje perfecto.
3. Planta de reciclaje: los residuos de envases de vidrio se separan, se
limpian sin usar agua ni sustancias químicas y se trituran en pequeños
fragmentos: el casco de vidrio o calcín. El vidrio se recicla al 100% y en
este proceso pasa de ser un residuo a un recurso.
4. Fábrica de envases de vidrio: la industria adquiere y funde el casco de
vidrio para fabricar nuevos envases. El uso de casco permite reducir el
uso de materias primas naturales, reducir emisiones de CO2 y ahorrar
energía.
5. Envasadores: los envases de vidrio están listos para que las compañías
envasadoras los rellenen con sus productos y los vuelvan a poner en el
mercado.
6. Comercio: los nuevos envases llegan a los bares, restaurantes y tiendas
de las ciudades. Así, tras comprarlos y consumirlos, se pueden volver a
reciclar y activar de nuevo la cadena.