Panel 15 - El viaje circular: la planta de tratamiento

Vidrio: presente y futuro circular

20-06-2022 • 2 minutos

Todos los envases de vidrio depositados en los contenedores verdes se recogen y trasladan a las plantas de tratamiento para conseguir lo que denominamos calcín o casco de vidrio: vidrio reciclado, limpio y triturado. Mediante un proceso mecánico, que no utiliza agua ni productos químicos, se separan todos los elementos que no son vidrio y que pueden perjudicar la fabricación de nuevos envases, como son platos, tazas, porcelana, cerámica y todo tipo de metales. España cuenta en 2022 con 15 plantas de tratamiento de envases de vidrio repartidas por todo el territorio. El procesado en una planta de tratamiento En la planta, los residuos de vidrio son descargados por los camiones de recogida y depositados en una tolva que los conducirá por una cinta para separar pequeñas impurezas. La primera fase cuenta con un separador magnético encargado de eliminar residuos de metal o de aluminio. Después, comienza el proceso de cribado y trituración, donde aparecen los primeros trozos de calcín. A continuación, un aspirador elimina los elementos ligeros como el papel o las bolsas de plástico. El triaje manual es otra fase crucial porque permite retirar de las cintas elementos más voluminosos. Más adelante, los residuos de envases de vidrio atraviesan una máquina de separación óptica que separa el casco por colores. Tras este proceso y un último triturado, el casco de vidrio o calcín está listo para volver al horno y convertirse en nuevos envases de vidrio. El vidrio reciclado se convierte en la materia prima principal para alimentar los ciclos de producción de envases nuevos sin perder sus propiedades intrínsecas, y se repite infinitamente. Todos los envases que los ciudadanos depositan en el contenedor verde son adquiridos, tras su tratamiento, por la industria vidriera para fabricar nuevos envases. Así se cierra un círculo perfecto con consecuencias virtuosas para el medioambiente: un reciclaje de calidad que logra reducir de forma significativa el consumo de materias primas naturales, protegiendo nuestra biodiversidad. Además, minimiza las emisiones asociadas al proceso de fabricación de nuevos envases, respecto a las producidas al producir solo con materia prima.