En el primer capítulo hablamos de como llegábamos a una inflamación crónica de bajo grado. Y los riesgos de que eses sistema nervioso simpático se mantuviera activo.
Como ese estado de alerta constante por parte de mi sistema inmune, acababa causándonos un daño en nuestro organismo.
Debido al mal funcionamiento por a esta inflamación crónica, hablamos de ese estrés oxidativo, donde se produce un daño en nuestras estructuras provocando procesos degenerativos y enfermedades crónicas, que tanto y tanto estamos desarrollando en esta población, como ya abordamos en el capítulo anterior.
Al mantener esos procesos constantes de activación de la inflamación, la continua liberación de hormonas del estrés, esas catecolaminas, esa tensión y rigidez muscular, la alteración de la respiración y ritmo cardiaco...
Impedía que nuestro sistema parasimpático entrara en acción para encargar de los procesos de como la función digestiva, procesos de reparación, regeneración…
Abordamos de manera superficial de esos factores que causan la inflamación crónica de bajo grado.
Hoy desgranaremos uno a uno esos hábitos, esos pecados contra la naturaleza (como decía Hipócrates) que cuando se acumulan hacen que se desarrolle la enfermedad, que son la causa de la inflamación crónica de bajo grado que da lugar a patologías crónicas y autoinmunes.
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