¿No has experimentado aún la chispa que enciende ese recio fervor que tan vehementemente proclamamos los fieles defensores a ultranza del keto, ese bienestar ensordecedor que nos convierte en poco menos que entusiastas fanáticos «un pelín» obsesionados y ciertamente monotemáticos… y no sabes por qué?
Pues tengo algo que decirte.